lunes, 28 de abril de 2008

Los Balcanes inundan el Centro Histórico

Leonardo Bastida Aguilar
Fotografías Iván Bastida Aguilar

La Plaza de Santo Domingo se convirtió en testigo mudo de la invasión de Goran Bragovic y la banda para bodas y funerales, dos cantantes búlgaras con voz encantadora y la Banda Instrumenta de Oaxaca para cerrar con un magno concierto la 24ª edición del Festival de México en el Centro Histórico.

Minutos antes de las 6 de la tarde, con una Plaza de Santo Domingo colmada, lo aplausos del público invitaba a Bragovic a iniciar lo que sería una tarde de baile y música balcánica. Aparecieron en escena la Banda Instrumenta de Oaxaca con un popurrí de temas mexicanos como La Llorona. La emoción del respetable comenzaba a asomarse, así como los primeros pasos de baile.

Posteriormente dos coristas búlgaras con sus trajes típicos y hermosos juegos de voz comenzaron a encantar al público y sumergirle en esa lejana tierra llamada Península Balcánica.
Entre la multitud aparecen dos grupos de músicos que llaman la atención de los asistentes, ambos grupos marchan hacia el escenario, por el flanco izquierdo y por el derecho. Las palmas y los pies comienzan a asociar ese ritmo con el huésped de honor de la tarde: Goran Bregovic.
Segundos más tarde aparecería en el escenario vestido de impecable traje blanco, Goran Bragovic, el musicalizador de cintas inmortales como Underground y Tiempos de Gitanos. Inmediatamente la música se acelera y el baile también.

Miles de manos y cabezas forman un mar unísono de cuerpos brincantes al compás de estos ritmos eslavos. Por algunos momentos reina la calma, el público encantado por la exquisita voz de las chicas búlgaras respira y se prepara para esa descarga musical de la banda para bodas y funerales y la guitarra de Bragovic.
Cuando el baile parece llegar a su fin, la banda Instrumenta de Oaxaca refuerza a los músicos balcánicos permitiendo un sonido con gran fuerza e impacto. El público esta hipnotizado. La lluvia no impide este álgido baile. Sin embargo, tras un gran éxtasis y frenesí, Bregovic se despide del público mexicano, al cual le confesó su amor al mencionar que esta visita y los diez días que se prolongó han sido de los mejores de su vida.

Con una gran sonrisa en el rostro, al igual que la de los músicos cómplices, indica esa gran satisfacción en el músico serbio, despedido en medio de vítores, en espera de un posible regreso cuando salga a la luz su álbum Alcohol en septiembre.

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