sábado, 16 de febrero de 2008

15/02/2008

Leonardo Bastida A. con información de Carla Tirado, Gonzalo Estrada e Iván Bastida
Fotográfias Rodrigo Rivera
Era la tarde de un viernes de quincena. Unas horas más y terminaba la semana para centenas de personas. Era la plácida hora de la comida, momento de relajación y descanso para muchos oficinistas de esta ciudad.

El ruido ensordecedor de los claxón, estéreos a todo volumen, la charla de la gente, los gritos de los vendedores, todo quedó pausado al momento de escucharse un fuerte estruendo, un ruido ajeno a esa realidad del día a día capitalino.


Miradas que preguntaban, momentos de incertidumbre, quien respondía a todo esto, el silencio era evidente. Los primeros datos indicaban que era un artefacto explosivo en Avenida Chapultepec, esquina con Florencia, lo grave era que había muertos.


La noticia aún era difusa y vaga, las cantidades de muertos y heridos se desconocía a ciencia cierta. Los rumores entre los compañeros de prensa eran sólo eso, meros rumores.
El tiempo pasaba, arribaban a la escena integrantes de cuerpos especiales de la policía, el escuadrón antibombas, ruido de sirenas, los granaderos cercaban el paso a los peatones, policías agilizaban el paso de los vehículos. La ciudadanía tenía que estar tranquila.



Las autoridades no especularon, no emitían declaraciones y la misma información era repetida una y mil veces. Sorpresivamente se anuncia otro indicio de bomba en la calle de Nezahualcoyotl, cerca del lugar de los hechos, como lo reportaron nuestros compañeros Gonzalo Estrada y Rodrigo Rivera(fotógrafo de Az Random) , sólo fue un simulacro de acuerdo a Alejandro García Peralta.


En rueda de prensa por parte de las autoridades del Distrito Federal no se especulaba, decir que era el narcotráfico, un grupo armado o un hecho aislado era demasiado inoportuno. Sólo quedaba seguir con las investigaciones.


El cielo había oscurecido, más mucha gente aún se acercaba con curiosidad al lugar de los hechos, algunos desconocían el hecho, seguramente las actividades laborales les impidieron percatarse. Muchos otros pasaban en automóvil e intentaban detenerse.


Este viernes 15 de febrero la Ciudad de México vivió un hecho inusitado, un hecho que cimbró a los pobladores que con el transcurrir del día se enteraron de los hechos. Era una noche de viernes de quincena y las calles de la ciudad de los palacios estaban vacías.